Aunque los habitantes originales del cielo eran los Ases, ellos no eran las únicas
divinidades que las razas nórdicas veneraban, pues también reconocían el poder de los
dioses del mar y del viento, los Vanes, que vivían en Vanaheim y gobernaban sus
dominios a su deseo. En tiempos pasados, antes de que los palacios dorados de Asgard
hubiesen sido construidos, hubo una disputa entre los Ases y los Vanes y llegaron a
recurrir a las armas, usando rocas, montañas e icebergs como proyectiles en la reyerta.
Sin embargo, descubriendo pronto que en la unidad residía la fuerza, arreglaron sus
diferencias y acordaron la paz, y para ratificar el tratado intercambiaron prisioneros.
Fue de esta manera como Njörd, el Van, vino a Asgard para vivir con sus dos hijos,
Frey y Freya, mientras que Hoenir, el As, el mismísimo hermano de Odín, hizo de
Vanaheim su morada.